Policiales que explotan

Si en el posteo anterior insistí con la idea de que a veces las sagas son repetitivas y se tornan un fenómeno comercial más que literario, pues, aquí vine yo de nuevo a desdecirme (lo que ya es costumbre) y reivindicar, no a todas, pero sí a esta saga que cayó en mis manos. Me refiero a la saga Camille Verhoeven, del autor francés Pierre Lemaitre.

Ya arrancar con el "definitivo" metro cuarenta y cinco del detective Camille es un cachetazo, una sacudida que te ubica y te dice "esta novela va a ser diferente". Sobre todo teniendo en cuenta que venía de un mes largo acompañada por el lindo de Mikael Blomkvist de los cojones, que se bajaba a cuanta chica linda, o más o menos, le rondaba. Paradójicamente, si bien la novela empieza desde ese categórico metro cuarenta y cinco de su protagonista, de ahí todo es hacia arriba, todo sube, el suspenso crece y crece. 

El primer libro es Irène, que al final de la historia, ya de por sí impactante, da una vuelta de tuerca que nos vuelve a constatar que no es cualquier novela la que leemos.


Sigue con Alex, también una narración atrapante, un suspenso arrollador que no da respiro. El giro inesperado que te hace re pensar el punto de vista como lector. La novela la liquidé en menos de 48 horas.



El tercer libro, el más corto y flojo, es Rosy & Jhon. Pero claro, al terminar el último capítulo con un sabor raro, casi desahuciante, nos enteramos de que fue pensado para ser leído en un smartphone: "los episodios no debían sobrepasar las tres páginas de una pantalla, el tiempo que pasa un parisino en el metro entre dos transbordos”, cuenta el autor al final de la corta historia.


El cuarto y último, Camille, donde es el protagonista absoluto de la historia. De nuevo los giros inesperados, las vueltas de tuerca, las sorpresas, el suspenso que te hace morder las uñas.


Pierre Lemaitre logró que anduviera como zombie por la casa, leyendo hasta cuando revolvía los fideos en la olla, durmiendo poco para no dejar de cumplir con algunas cuestiones domésticas, pero tampoco dejar de lado la lectura, porque fue, sencillamente, imposible. Su saga es el policial que estaba esperando leer en vacaciones. Cada una de las novelas que la componen me volaron la cabeza, de esa forma en que uno no puede más que leer, por la magnitud de la historia. De esas veces en que releemos los párrafos porque pensamos "no, no puede ser verdad". Bueno, así fue la lectura de estos cuatro libros. 

Feliz de haberme topado con este autor, porque además de un gran narrador de suspenso, es un escritor de calidad. Altamente recomendable, ya tengo en cola sus otras obras que no son del género policial, pero espero sean tan buenas como las que hasta acá disfruté.

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