Mesa de saldos, libros soñados
Los libros en Argentina son caros, bastante caros, así que últimamente es de rigor visitar librerías donde venden libros usados o donde proponen buenas ofertas. Es una costumbre que tengo desde pequeña, porque en ese tipo de librerías uno puede ir y revisar, hojear sin presiones, oler a libro viejo y casi siempre me he topado no solo con grandes títulos en libros usados, sino también con muy buenas ofertas en la mesa de libros de saldo. Este es el caso que hoy me convoca, por cierto.
Hay una de estas librerías muy cerca de casa, que vende libros a $80 cada uno o, mejor aún, 3 por $200. Así conseguí y conocí a Javier Sierra (https://leoliteratura.blogspot.com.ar/2017/10/rapida-y-efectiva.htm), también me hice con algunos clásicos como El diario de Ana Frank que no tenía en mi biblioteca; o me sumergí en una historia intrincada de un autor colombiano a quien no conocía, Jorge Franco (https://leoliteratura.blogspot.com.ar/2017/07/prisioneros-todos.html).
Y así como con Franco, me topé, días atrás, con un autor mexicano, ignoto para mí, Rafael Pérez Gay. Tuve dos libros en mis manos de la misma mesa y del mismo autor: Nos acompañan los muertos y El cerebro de mi hermano.
No me pregunten por qué, pero opté por el primero. Tampoco sé por qué elegí leerlo por sobre otros que todavía tengo pendientes, ni por qué sin haber terminado mi tercera lectura de Pedro Páramo (cada tanto regreso a clásicos y hago nuevas lecturas), me decidí a comenzar otra lectura.
El caso es que me pareció realmente sublime. Cuando me pasa que leo un libro y me enamoro desde el primer párrafo y más aún, cada dos párrafos hay una idea increíblemente buena, un pasaje con el que coincido plenamente, un recuerdo que parece mío, bueno, ahí es donde, además de subrayar todo el libro, enloquezco por seguir consumiendo a ese autor.
Nos acompañan los muertos es una historia muy emotiva, ya sea la narración de los padres viejitos y sus vicisitudes entre la vida y la muerte, así como las anécdotas de la Ciudad de México y todas las peripecias por las que ha pasado desde siempre. Es un libro que se ha ganado un espacio en mi biblioteca y en este blog, que es como mi corazón.
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