El Principito en casa - Mel

No me canso de decirlo, mejor dicho, de sorprenderme: la literatura -los libros- y yo tenemos una conexión más allá de cualquier explicación razonable y lógica. Esta vez sucedió así:
En un canal de televisión exclusivo para niños empezaron a dar un dibujo animado que llamó la atención de mi hija de 4 años: El Principito. Cuando me dijo que quería verlo me remonté inmediatamente a mi infancia y mi primer contacto con ese maravilloso libro de Antoine de Saint Exupery, que debo haber leído cuando tendría más o menos 10 años. Días más tarde me topé con la figura del Principito dibujada en la portada del libro, que colgaba en un puesto de diarios, como pidiendo ser rescatado de tanta realidad de información. Se lo mostré a mi hija y lo llevamos para casa, con la esperanza de que mi hijo mayor, de 7, lo leyera en breve. Por la noche, mientras acomodaba unas cosas que estaban en la mesa, el Principito volvió a mirarme y me "invitó" a recorrer sus páginas. Breve hojeada de las ilustraciones, que me transportaron a la boa y el elefante e inmediatamente leo esto: "Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas y es cansador para los niños tener que darles siempre y siempre explicaciones"
Ustedes tienen que entender que con hijos de 7 y 4 años, mi vida está cobrando unas dimensiones jamás pensadas. Todo el tiempo me pregunto y re pregunto si hago bien o mal en criar a mis hijos de la manera en que lo hago. A veces las cosas salen diferentes del "deber ser" y eso me aflige. La responsabilidad para con ellos es cada vez mayor. Leer semejante frase me dejó helada. Primero por esta conexión que tengo o siento con los libros, que se traduce en leer lo indicado en el momento indicado. Segundo porque yo soy un adulto y definitivamente no comprendo, no ya los dibujos, sino varios aspectos de la vida de los chicos y es una realidad diaria que exijo explicaciones de ellos constantemente. Me dije entonces: -volverás a leer este libro para acercarte un poco a  la infancia de tus hijos.
Pero, como siempre, la Literatura me tenía preparado algo mejor: la dedicatoria del autor:

A LEÓN WERTH
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande. Tengo una seria excusa: esta persona grande es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona grande puede comprender todo; incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esta persona grande vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueran suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona grande fue en otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan.) Corrijo, pues, mi dedicatoria:
A LEÓN WERTH
CUANDO ERA NIÑO

Sin palabras no? Así quedé yo. Sentí que Saint Exupery me dedicaba a mí el libro. No a mí, sino a la niña que yo fui. A la persona que ahora soy por haber sido la niña que fui. Dedicado a esa infancia inolvidable. Dedicado a mí como mamá que intenta no cometer los errores que mis padres pudieran haber cometido. Dedicado a mis hijos, a través de mí que les acerco este libro. 
El Principito: libro "rey" de muchas generaciones que lo atesoran como libro de cabecera. Principito al que siempre volvemos una y otra vez con su "lo esencial es invisible a los ojos" Los niños saben exactamente qué es lo esencial y qué lo accesorio. La niña que fui lo sabe. A veces, aún hoy, luego de tantos años de "ser adulto" y a pesar de ello, puedo diferenciarlo. 
Principito has venido a mi hogar a ayudarme en esta formidable y difícil tarea que es criar hijos. Qué bueno es saber que, cada vez que lo olvide o que necesite explicaciones innecesarias, puedo volver a tus hojas a recordar un poquito cómo es ser niño!!!

Comentarios

Entradas populares