Boquitas lloronas - Mel

Una amiga, Silvana, en breve -ojalá- colega, planteó la siguiente cuestión: "Por favor, que alguien me diga que lloró con el final de Boquitas Pintadas o ando muy sensible? Luego de pensar un rato, porque Boquitas ya lo había leído hacía, por lo menos, una década, le contesté que, si bien el libro me había encantado, no recordaba que el final, ni ninguna otra parte del libro me hubiera hecho llorar. Ni siquiera algo parecido. Ella "redobló la apuesta" y me contestó que tenía el "corazón de alcornoque". Así que, herida en mi orgullo (esto tal vez es exagerado), comencé a leer Boquitas Pintadas de Manuel Puig, por segunda vez en mi vida. Y en eso ando. Tal cual como lo recordaba, el libro es una obra maravillosa, de ésas que hay que leer. Con una manera de narrar novedosa, con un narrador omnisciente, pero fiel al punto de vista de cada personaje. Me estoy reencontrando con algunos personajes entrañables, y otros no tanto. Falta para el final, falta para ver si lloro, pero.... Como la literatura siempre guía mi destino y los libros a veces toman las riendas de mi vida, me topé con un poemita precioso de Oliverio Girondo. Se llama "Llorar a lágrima viva".  Una defensa del llanto por parte de este autor tan querido por unos y tan odiado por otros. 
Llorar: algo que me sale muy fácil de un tiempo a esta parte. Yo me siento, soy y me proclamo una llorona. Llorona, palabra que odio, pero que me dicen mucho y muchos. Otros dicen que estoy condicionada por el signo zodiacal. O al menos, hay quienes aseguran que Piscis, aparentemente, se caracteriza por el llanto. Bastante me critican por llorar, muchos otros piensan que es signo de inmadurez. Yo, simplemente, creo que algo que aflora de esa manera, tan difícil de refrenar, que llega por distintas causas: -alegría, tristeza, emoción, nostalgia, amor, odio, una bella melodía, una letra de una canción de Los Redondos, un libro como Boquitas Pintadas a mi amiga, tal vez, saber que esa amiga se emociona, los abrazos de mis hijos, sus lágrimas-... no debe censurarse. LLoro y luego me siento liviana, menos triste, más animada, fortalecida, liberada -a veces- hasta feliz.....Sí, amiga y futura colega, puede que con los años me haya "desalcornoquizado" y tal vez, conforme avance nuevamente en la lectura, Puig, los personajes, el libro entero, tu pregunta, la vida o yo misma, logren que las lágrimas se escapen y no me permitan leer la palabra FIN.
De "yapa" el peoma de Girondo: 

Llorar a lágrima viva... - Oliverio Girondo
Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!


Comentarios

  1. Pero que honor! Que un post sea cuasi dedicado a mí. A decir verdad amiga, no te tenía como alguien de lágrima fácil, cosa que yo sí soy en demasía. Si una película me gusta me emociono siempre en la misma escena; cuando hay situaciones relacionadas con los hijos, pufff te imaginarás. La maternidad me hizo mas sensible de lo que siempre fui y cualquier tema relacionado con un niño me afloja las lágrimas. ¿Volvemos a Boquitas? No te digo de estar a grito pelado toda la novela, que comparto, está magníficamente llena de recursos narrativos de esos que nos gustan tanto a nosotras, aunque hay partes...
    Quizás esa descripción de los ultimos momentos de Nené en que toda su familia se reúne; la compañía de ese hombre a que la vida le dejó como compañero; el cambio de sus últimos deseos: desplazar las cartas por un mechón de su nieta. Esas cosas que solo una mujer comprende y valora. Ese último balance de la vida, ¿no? El amor estable ante el amor pasional. Lo que se dá y lo que queda en el recuerdo y en el corazón. "El corazón de una mujer es un profundo océano de secretos" >>> frase que escuché una vez no recuerdo donde y me quedó grabada por ser una gran verdad.

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  2. Sí, es indudable que la maternidad nos cambia. Hay películas, como ¨21 gramos¨ (no la mires si aún no lo hiciste!!!) que mirá nates de tner a los chiquis sin problemas. Hace como dos o tres meses quise verla de nuevo y no sólo lloré sin parar, sino que tuve que cambiarla porque no soportaba tanto dolor. Los años también deben colaborar son mi sensibilidad. Beso!!! Ah, según Google, la frase que citaste la dice Kate Winslet en Titanic....

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