Tanto tiempo....

Mucho tiempo sin venir por acá.
Muchas cosas nuevas, mucho por hacer en mi vida.
Nunca dejo relegada la lectura, pero sí las conclusiones que de ella aquí comparto.
Hoy retomo este lugar de expresión que me he propuesto visitar cada tanto, porque es una terapia para mí, una catarsis, un reencontrarme conmigo misma, con una de las cosas que más amo: leer.
Por supuesto atrás quedó Lupe con su amado Mariano Moreno. Quedará por siempre su huella en mi corazón. Ese amor desmedido, esa pasión más allá de su propia vida. Y esto es válido para Lupe y para Moreno. Es un amor en paralelo, pero a veces, y desafiando la geometría más básica, un amor que se cruza, que se encuentra. Lupe ama apasionadamente a Moreno, más que a su vida. Moreno ama apasionadamente a su Patria, más que a su vida, más que a Lupe, al fin y al cabo. Y no está mal, y no comparto. Pero quién puede decir qué es lo correcto cuando de amor se trata. Y está bien, además, porque de otra manera Lupe nunca se hubiera enamorado así. Lupe se enamora de la pasión con que Moreno lucha por la libertad de su Patria, a sabiendas incluso, de que él jamás la amará con esa intensidad a ella. Y es allí donde esta historia de amores se encuentra: la admiración que Lupe siente por Moreno, devenido o convertido en el amor más sagrado hacia su hombre.
Un par de lecturas andan dando vueltas otra vez. Cuestan, porque mis tiempos son escasos. Llega el final del día y el sueño me vence. Me acompañan esta vez Ángeles Mastretta y Vargas Llosa. En breve, espero que así sea al menos, espero compartir algo de estas lecturas. Vacaciones mediante, andaré por acá nuevamente.

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