Ay Carmela!!!! - Mel
Estoy en plena lectura de La Pasión según Carmela, libro que comencé a leer desde hace un tiempo y que me cuesta seguirle el ritmo, tal vez por mis ocupaciones, tal vez porque - a pesar del nombre- no logra apasionarme. Lo tomé prestado de la biblioteca de mi madre y lo pasé a la mía. Pero, pese a que su autor es Marcos Aguinis - y me parece agradable y respetable- no terminaba de abrirlo y lo dejaba por otra cosa. Desde el comienzo sentí que este libro no me iba a conmover como La gesta del marrano o La Cruz invertida -libros que me encantaron. Hay algo en La pasión según Carmela que no me convence.
Situada en plena Revolución Cubana, la historia parece ser atrapante porque Carmela, neurocirujana, hija de una familia acomodada, decide unirse a las huestes de la revolución castrista. Pronto conoce a Ignacio, un economista argentino, amigo del Che, se enamoran y viven ese amor entre balas, secuestros, promesas de un comunismo que salve a la isla y a los cubanos todos. Pero, a poco más de la mitad de la novela, aún no pude encontrar la pasión de Carmela. No veo pasión en su lucha, más bien la siento como una lucha prestada, impuesta por alguna razón que aún no puedo vislumbrar. Tampoco puedo sentir apasionado el amor entre Ignacio y Carmela, no sé qué le falta, o qué le sobra o si queda supeditado a la incomparable fuerza de la Revolución Cubana. Los ojos color miel de él no me alcanzan, y hasta me produce rechazo su "pibita" tan porteño.
Falta aún una buena parte de esta trama que no entrama, que no me apasiona. Aunque claro, la pasión -si es que la hay- es de Carmela.
Situada en plena Revolución Cubana, la historia parece ser atrapante porque Carmela, neurocirujana, hija de una familia acomodada, decide unirse a las huestes de la revolución castrista. Pronto conoce a Ignacio, un economista argentino, amigo del Che, se enamoran y viven ese amor entre balas, secuestros, promesas de un comunismo que salve a la isla y a los cubanos todos. Pero, a poco más de la mitad de la novela, aún no pude encontrar la pasión de Carmela. No veo pasión en su lucha, más bien la siento como una lucha prestada, impuesta por alguna razón que aún no puedo vislumbrar. Tampoco puedo sentir apasionado el amor entre Ignacio y Carmela, no sé qué le falta, o qué le sobra o si queda supeditado a la incomparable fuerza de la Revolución Cubana. Los ojos color miel de él no me alcanzan, y hasta me produce rechazo su "pibita" tan porteño.
Falta aún una buena parte de esta trama que no entrama, que no me apasiona. Aunque claro, la pasión -si es que la hay- es de Carmela.
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