Uno cada tanto.

El que esté libre de haber leído un mal libro, ¡que tire el primer marca páginas!

Y sí, a todo buen lector le debe pasar: cada tanto nos "morfamos" una mala lectura. A mí me termina de suceder, luego de bastante tiempo, debo decir por suerte. Esas recomendaciones involuntarias que se pescan en las redes sociales y que me hacen caer en la tentación, aunque a veces esa tentación me lleve al infierno. 

Hace un año hicimos un viaje a Córdoba, Argentina, y entre tantas excursiones que realizamos, fuimos a conocer el Hotel Edén, en la ciudad de La Falda. Lo que vimos son los restos de un hotel que fue un paraíso para ricos a comienzos del siglo XIX y que se hizo leyenda por albergar a nazis en plena Segunda Guerra Mundial. Mientras recorría el lugar pensé, ¿cómo nadie escribió una novela que transcurra entre estas paredes?. Un año después descubrí que la escritora argentina, Viviana Rivero, lo había hecho, en el muy bien vendido libro Secreto bien guardado

Mis "casualidades literarias" estaban de mi lado de nuevo: justo a un año exacto del paseo al hotel, encontraba recomendado el libro en Facebook. La alegría con la que me sumergí a leer una genial historia fue tan grande como la decepción que sentí antes de terminar el primer capítulo. 

Lo que la autora cuenta en la novela no es ni más ni menos que lo que se cuenta en la visita guiada. No hay grandes rasgos de investigación histórica, salvo algunos detalles de la guerra. La historia de amor que se narra es la clásica de Corín Tellado, los mismos desengaños, los mismos secretos que se mal interpretan, los largos e improductivos soliloquios penando de amor. Y, sin dudas, lo  que más me molestó: la falta de respeto y subestimación hacia el lector. No solo por la simplicidad de la historia, sino en la trillada manera de contarla; repitiendo una y otra vez las mismas ideas: un nazi fuertemente atraído por una judía, el embarazo inesperado, el matrimonio arreglado e infeliz, el hijo que une, sana y es tan lindo, perfecto y rubio que no puede haber otro final más que el "vivieron felices y comieron perdices". 

Nada nuevo en esta historia que podría haber sido casi una buena novela histórica, pero que al ser mal utilizados los condimentos terminó siendo una novela rosa, más que rosa. de las miles que pululan por ahí y para las que, definitivamente, todavía hay ávidos lectores.

Debut y despedida para esta autora en mi biblioteca, lamentablemente.

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