Leer, un juego - Mel

Que te atrape un  libro desde el título, para quienes nos encanta leer, es algo que suele suceder. Algo así me pasó con este nuevo libro que acabo de terminar: El jardín de la Oca, de una autora que no conocía: Toti Martínez de Lezea. La autora une varios personajes disimiles en la Edad Media.  Retoma la historia de los templarios y los peregrinos del camino a Santiago de Compostela. Con una manera de contar la historia, que nos hace sentir peregrinando por las tierras de Castilla y Aragón, oliendo los aromas de los pequeños burgos, adentrándonos en las tabernas, degustando las comidas tan bien descriptas, sintiendo en nuestra pìel el frío invierno por el que transitan los personajes, en busca de la justicia, de la verdad, de Dios, de cada uno de los diferentes concepciones de la religión que tienen los diferentes protagonistas: un judío, un musulmán, un navarro que que cree en el  maravilloso poder de la naturaleza, un templario, un creyente acérrimo, que es capaz de asesinar por cumplir en el mandato en el que cree. El libro es eso, un laberinto, un juego de la Oca. Donde en cada casilla hay alguna trampa, una prenda que se debe afrontar, para poder seguir, sino, las "ocas" se quedan en el camino. Y mientras los protagonistas intentan develar el secreto de ese jardín, nosotros -y también ellos- llegamos a una verdad única y muy valiosa para toda la humanidad:
(...) - ¿Habéis averiguado por fin el significado del jardín de la oca?
(...) - —Sí. No es un tablero de adivinación, tampoco un plano secreto de las encomiendas (templarias). Es una representación del camino recorrido por el ser humano desde que nace; de sus dificultades, creencias, temores, esperanzas… de su fuerza y de su debilidad… de sus dudas y de sus decisiones, acertadas o no. Es la ruta inmutable de las estrellas que vemos cada noche sobre nuestras cabezas. Nosotros desaparecemos, pero ellas continúan allá arriba para recordarnos que sólo somos un breve soplo de vida entre millares de otros.

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